Esta vez el concierto de Navidad fue algo distinto del habitual. Invitamos a
cantar con nosotros al Coro de padres de la ikastola Kirikiño de Bilbao y les
propusimos algo distinto; en vez del formal concierto, les propusimos un paseo
por Elorrio cantando villancicos (o lo que se terciara), parando en algún bar
de vez en cuando para reponer energías y así, alegrar un poco la navidad de la
gente, que es de lo que se trata.
Ellos aceptaron encantados y los dos coros recorrimos la villa cantando como
si fuésemos cuadrillas de amigos de toda la vida.
Después del paseo, una cena en la sociedad Alkartu (exquisita por cierto.
Txanton, eres un artista; eskerrik asko de todo corazón), canturriada tras del
café y después de cantar, conversar, decir tonterías y reír casi hasta las dos
de la madrugada, despedida con besos y abrazos y la promesa formal de volver a
juntarnos en otra de estas lo antes posible.
Porque, con los buenos amigos, es importante juntarse de vez en cuando.